miércoles, 15 de octubre de 2008

Dignidad


En el registro civil no querían inscribirme con ese nombre. Dijeron que no existía. Entonces mi padre confirmó que llamarme dignidad era un bien para nuestro entorno.
-¿Cómo? ¿Usted dice que Dignidad no existe? – Le dijo al funcionario.
-Digo que el nombre no existe.
-No, no usted se equivoca. Si nosotros no podemos ni siquiera ponerle a nuestra hija ese nombre tan bendito… da para desconfiar. Dudo que en sus reglamentos la dignidad exista.
- Justamente no existe.
- ¡Y que lo diga un mismo funcionario! Como se ve que la ley siempre llega más tarde que la evolución. Debiera llegar antes ¿No le parece?
-Sí. Tiene razón.
-Que lindo habría sido que la ley de esclavitud se aboliera antes de que la esclavitud existiese ¿verdad?
- Eso suena sin sentido.
-O que al inventarse las primeras leyes se asumiera que el ser humano pertenece a una especie que puede convivir con el sexo opuesto o con su mismo sexo. ¿Se imagina cuánto progreso ya tendríamos?
Es que las leyes no debieran solo regular lo que somos, sino aspirar a lo que seremos. – El Funcionario suspiró fascinado por el razonamiento de mi papá y eso le dio pie para insistir:
-Esta niña es y será Dignidad. Le pido que, como tal, la inscriba.
-Es que me pone en un aprieto.-Dijo el hombre tratando de buscar complicidad para su negación.
- La vida también es un aprieto estimado. Y en resolver el trance; está la naturaleza. Usted elige.
- ¿Yo elijo? Se equivoca señor, yo soy un simple funcionario.
-No, no, usted elige. ¿Quiere portarse como un simple funcionario y fortalecer la estrechez? o ¿quiere ser un funcionario excepcional y trabajar para la abundancia ciudadana?

La historia gracias a la que hoy soy Dignidad empieza en el registro civil pero no acabará nunca. Adoro volver a contarla aunque esa es la versión de mi papá. Mi mamá dice que fue ella quien terminó de convencer al hombre del mostrador, explicándole que si en Chile existían los nombres Piedad y Amparo, también debía existir Dignidad.

Ahora tengo 17 años. Mañana seré mayor de edad y voy a recordar que está ocurriendo en medio de una gran crisis económica. Todos hablan y casi todos temen.
Pero yo la Dignidad creo que por fin estoy lista para ser tratada con más libertad.