martes, 19 de julio de 2016

El Diablo


Él abríó los ojos y clavó su orgullo, me resbalé en la esclerótica apagada de su pacto con la muerte

un hijo de puta muy elegante y decidido, todo me lo encontraba mal. En sus juicios, la superioridad podía cremar mi inhalación,

inyectaba la libertad en suero, ya incinerada. Aturdía con analgésicos el derecho anterior a cualquier sonido.

Parecía saber que la vida era de un solo modo: el suyo
y hablaba, hablaba
blababa
estructuras que te tocan y convierten en momia, en sistema en poder, en cáncer

...había que esquivar su galería de miedos y doctores millonarios y consejos radiactivos y
yo cruzaba mis piernas haciéndome la linda, como una idiota perfecta para decorar su gabinete.

Se había manifestado a través de toda la dulzura de ella
la había apagado. Desde su cuerpo inflamado bramaba puras verdades ofendidas.

Luego se pinchaba y el cuerpo capturaba la lección del dolor, todo era cautiverio.

Lo que entra no sale decía atrincherado en la infección con que nos aisló.

Luego me fui con esta espalda perturbada donde parece, puede abrir sin permiso.

A la mierda. Todos los días lo ignoro o lo distraigo con el mismo cinismo que come.

Pero se lleva a los que amo y mi tristeza amenaza destruir la autocracia de su show.

No debieras estar leyendo esto ni yo publicándolo.

..pero mi espalda dejará de ser una posibilidad para Luzbel si abro este corazón simplemente.