jueves, 30 de julio de 2009

El fino arte de envejecer.

La piel se hace más vulnerable, la animalidad mas brusca,
las ancianas más bellas y delicadas, como niños sin traumas. La gracia de mi época embiste con su lógica todos los presentes,
ingreso en los espacios cargada de un pulcro silencio.
Observo el mundo que se ha desplegado después de mi.

Las que saben envejecer no guardaron las coronas ni se abonaron a la barbarie.
Son libres del modelo que las hizo vigentes y del que las cuestiona.
Invierten su capacidad de juego como un activo disponible en sus carteras... que no son pesadas.
















Todo se va simplificando y haciendo accesible de un modo sincero.
No escondo que hay debilidades y sitios sin seguro en este haberme curtido.
Se hacen sopas, escándalos y desperdicios a domicilio. Todos van con unas ganas de reírse sueltas, como pandemia de regalo.
Puedes andar extrañamente vestida en tu casa y entre tus cercanos: usar gorro de lana en el escritorio y no pintarte las uñas de los pies por un semestre.










También puedes dejar de esconder tu inteligencia y beligerancia y entretenerte dándole miedo a los cobardes.

Este delicado ejercicio de mirar después de lo vivido y
sus cuerpos en tus otras vidas.
Queda sellado si permaneces tan abierta y misteriosa como ese paso que aún te hace avanzar entre sueños a empujar la puerta por la que el gato se pierde en una noche de invierno estrellada.

4 comentarios:

Cronopia dijo...

me encanto

docilvanemiller dijo...

Gracias Cronopia. Que lindas cosas haces. Entré a tu blog ¿Dónde se consiguen?

maldonado dijo...

Bueno claro, sí, habría que decir algo inteligente; quizás, elaborar un comentario más allá de los límites del romanticismo, como para emborrachar la perdiz... Sin embargo, ni así, porque... jeje, no hay tal perdiz. Pensarlo ya sería una infamia. ¡Miles de jotes y uno confundiéndose concientemente con todo ese patetismo! Lo siento. Llegué aquí... no sé por qué, esperando todo y nada. Pura ociosidad (de la buena). Es decir, no podría resultar más idiota de lo que ya soy: un tipo perseverante, demasiado ingrávido para la gravedad de lo ligero. Un, dos, tres, momia es.

PD: De aquí a fin del próximo año, ¿cómo no va a decantar esta wea (perdonando la expresión)? En fin, ¿cuál es su parecer al respecto? Objetivamente.

teikozen dijo...

Maldonado su comentario es re divertido