miércoles, 3 de noviembre de 2010

Èl



No me asusta, la forma en que decide acercarse y volver a hacerlo, deja mi entrenada fluidez social en evidencia. Después de un rato de compartir comentarios razonables, hace una pregunta cualquiera y, la forma en que nos miramos explota: nos da ataque de risa por un rato largo. Ahora los dos sabemos que los actores (él y yo) ya no están a cargo, solo los niños curiosos que somos. Mientras, alrededor, nos miran desde afuera.
No estoy acostumbrada o, más bien he aprendido a poner barreras para estar totalmente a cargo de mi “permeabilidad”.
Sí, bueno, sí, es un modo de evitar la intimidad real. ¿Se puede necesitar más garantías…? De este modo, mi desinhibición gobierna, como la gran distractora de los riesgos reales. Hablo sin vergüenza, organizo, coordino, tomo decisiones, hago propuestas y
solo te miro a los ojos en casos extremos…una rutina preventiva
¿y qué?
Terminamos en el suelo mirando estrellas fugaces…todo mi equipo de salvataje roncaba junto al perro y al gato. Él vio tres, yo solo una…nueve deseos para él, tres para mi ¿de quién eran los besos?

3 comentarios:

Gabriela dijo...

me encanto la entrada sobre todo esa parte que dice, y
solo te miro a los ojos en casos extremos…

asmodeo dijo...

un gusto vanessa, pasaré más seguido por tus blogs
;)

docilvanemiller dijo...

que bueno hace rato que no entraba. me da alegrìa saber que los leen.Gracias por los comentarios