viernes, 5 de junio de 2009

No tengo trastorno de personalidad, soy lúdica.


MIL acaba de lipoaspirarse, también su puso extensiones, cambió el color de su pelo y llega con unos contactos que aclaran sus ojos en un toque viscoso que me resulta intrigante. De perfil su trasero es monumental, sus tacones, como hablar desde un escenario. Ha venido por la sopa de verdura, se niega a seguir tomando alcohol (solo por la dieta) y la historia de su vida la ha llevado a muchos psicólogos.
Pero no empieza hablando de ella sino de mí, de mi talento como comediante y de lo que considera es una necesidad de justicia “tenés que volver a estar en los medios populares”. No es una opinión desinformada, me aclara, tiene ocho años de estudios de teatro con quien fue también mi gran maestro, Agustín Alezzo.
“Soy una actriz frustrada” dice y yo pienso que no sabe lo que es eso.
Hace dos días, una de las estrellas de mi país desplegaba su reciente historia, en el sillón de mi departamento porteño, una crisis de estrés: muchos trabajos al mismo tiempo (y ninguno que le permitiera ahorrar) cayó en manos de una psiquiatra que, rápidamente, la medicó con una dosis para esquizofrénicos. La droga terminó acalambrándole las piernas y quitándole todo afán de vivir.
Asi acabamos con la personalidad múltiple de cualquiera...
Cuando ya no podía hacer sus funciones de teatro porque las extremidades no le respondían; tumbada en la cama leyó las contraindicaciones del supuesto “remedio”. Una de ellas: querer matarse. “A mi nunca me pasó de no querer actuar, actuar es jugar y pase lo que pase siempre queremos subirnos al escenario". Mataban a la actriz y a todos sus personajes.
¿Un ansiolítico de exterminación masiva?
Llamó a una amiga doctora que coincidencia mediante, culpaba al mismo puto remedio del suicidio de su hermano.
¿Terrorismo farmacológico?
"En vez de tratarle la depresión con sesiones, lo empastillaron”
... y lo largaron al cruel mundo del humano trise
que no encuentra consuelo alguno
incubando los efectos colaterales del psicotrópico legal.
Hoy Nuestra querida estrella chilena está bien, de hecho mejor que antes porque está procesando su frustración de actriz. “Te preguntas para qué haces lo que haces…¿era esto para lo que entré a la escuela de teatro? ¿Para poner cara de impacto en las teleseries donde las historias, casi siempre, distraen de las historias que importan?

¿Cómo es que escriben esas caras antes del fin del bloque?
¡¡Ay si, si!! (nos reímos) el libreto dice "Impacto en el rostro" debiera decir ¡Impacto en el botox!

Sea como sea, la psiquiatra irresponsable fue reemplazada por uno nuevo que, en vez de esquizofrenia reconoció el estrés, validó la diversidad (potencial diversión) como un síntoma propio de las actrices y la frecuencia con que jugamos roles...como todo el mundo.
Pero no solo hay diversidad de roles, también de géneros y a veces nos sumergimos en alguna película de terror, incluso puedes nacer dentro de ella. Es el caso de MIL. Su mamá es adicta al alcohol y al juego, así perdió una de las fortunas más importantes de la Argentina. Todos en la familia fueron saliendo del círculo tóxico, menos su mamá.
Entonces MIL está ganándole a su propia adicción a la comida y reinventándose con cuanta herramienta tecnológica hay disponible. Los resultados sorprenden: hace tres meses tenía 18 kilos más y una psiquiatra al que había que explicarle:
Mire doctora, ese algo que resignifica los recursos estéticos convirtiéndonos en “instalaciones” más que en personas,es solo un juego
No tengo trastorno de personalidad, soy lúdica

1 comentario:

Bidlake dijo...

Monumental!
Lo cálido de la narración, el manejo de las figuras.. pero el contenido, el tema que abordas... Acabo de descubrir tu blog y estoy feliz de leerte.